15 December 2007

El cálculo socialista es música celestial

Nunca se me habría ocurrido a mi sola, claro. Me han ayudado Pedro Fraile Balbín y Annie L. Cot esta mañana.

Pedro Fraile, profesor de Historia Económica de la Universidad Carlos III, ha explicado que la teoría del equilibrio general que abanderó Léon Walras, no es sino música celestial. Y, a continuación, ha aclarado que la música celestial era lo que los neoplatónicos creían que la armonía universal emitía. Autores como Ficino o incluso Fray Luís de León, siguiendo a Platón, creían que la distancia entre los astros correspondían a tonos y semitonos, y que se podía llegar a imitar la música de las esferas, y que la armonía y el equilibrio de los cielos se expresaban en una maravillosa música que algunos privilegiados eran capaces de oír. Y es cierto, el equilibrio general es una quimera como esa.

Annie Cot, profesora de la universidad París 1 Panthéon-Sorbonne, muy acertadamente apuntaba que el debate acerca de la posibilidad del cálculo socialista, en realidad, giraba entorno a la teoría del equilibrio general. Los intervencionistas han utilizado esta teoría como mascarón de proa con todos los motivos: es necesario un relojero que ajuste tan fabuloso mecanismo. Eso, música celestial. Una quimera que pagamos desde entonces.

Me ha recordado la conversación de ayer con Kantor en la que le comentaba que a la hora de hacer el doctorado no tenía nada claro si hacerlo en Historia del Pensamiento Económico o en Macroeconomía, precisamente por la atracción que sentía hacia un sistema tan perfecto y estético... música celestial.

4 comments:

Anonymous said...

No se si los marxistas son partidarios de esta famosa música: sospecho que nunca lo fueron; Von Mises en el fondo reconoce la validez del sistema Walrasiano, cuando habla sobre la economía del giro uniforme. Advierte sin embargo de que el mundo que describe Walras es simplista y esquemático; el propio teorema de la imposibilidad del socialismo (desde mi perspectiva ortodoxa) se puede entender como una interpretación que pone de especial manifiesto la naturaleza subjetiva y las dificultades de medicion de los objetos que aparecen en el modelo de equilibrio general.

En defnitiva: tanto la economia austriaca como la ortodoxia neoclásica son ramas del subjetivismo marginalista.

En definitva, las críticas en ambas direcciones entre austriacos y neoclásicos (mas bien las críticas de los austriacos y la indiferencia de los neoclásicos), me parecen un malentendido.

Kantor

Anonymous said...

Dudo mucho que von Mises compartiera la idea de Walras. Desde luego, Menger expresamente lo aborreció y Böhm Bawerk también. La idea de Walras, modernizada y pulida, es contraria por completo a la idea del orden espontáneo y de una economía dinámica en la que la acción humana es lo que prima. Y es reconocido no solamente porlos austriacos sino por los "standard" (como se denominaba Annie, que le parecía demasiado amplio lo de neoclásico).
El subjetivismo neoclásico es completamente diferente del austriaco, o leemos diferentes Menger.

Klaus Meyer said...

«En la sociedad estacionaria no existe ya tarea por resolver que necesite del cálculo económico, porque la que tendría que haber sido resuelta lo ha sido antes ya. Si queremos emplear expresiones muy extendidas, a menudo un poco erróneas, podríamos decir: el cálculo económico es un problema de la economía dinámica y no de la economía estática.» Ludwig von Mises, Socialismo.

Anonymous said...

Los neoclásicos nunca fueron indiferentes al problema del cálculo económico, ni antes ni después de Mises. Por parte de los neoclásicos convencidos de un Capitalismo más o menos liberal, se preocuparon por el tema nada más y nada menos que: Enrico Barone, Abram Bergson, Frank Knight, Vilfredo Pareto, Arthur Pigou y Joseph Stiglitz -A Lionel Robbins y a Joseph Schumpeter los dejo del lado austriaco, aunque con convicciones pre-misianas.

Pero la corriente más conocida del Socialismo de Mercado estuvo constituida por una especie distinta de neoclásicos. De profunda vocación pragmática, hicieron un buen esfuerzo por superar las limitaciones estáticas de la teoría walrasiano-paretiana, a pesar de la leyenda popularizada por los austriacos post-misianos.

Pero esto es “harina de otro costal” y requiere un serio trabajo de fundamentación.

Saludos,
Alejandro Agafonow