La UNESCO advierte: la corrupción en la educación es cosa seria.
¡No nos habíamos dado cuenta!. Es la conclusión del estudio que se presentará el 6 de junio con el título "Escuelas corruptas, universidades corruptas: ¿qué se puede hacer?”. Lo firman dos franceses, Jacques Hallak y Muriel Poisson.
No quiero ser mal pensada pero siendo franceses puedo imaginar cuál va a ser su respuesta. La mía está clara: des-socialice usted también la educación, deje que se ocupen los padres de elegir.
Unas semanas antes de las elecciones el catedrático de la Universidad CEU-San Pablo y cercano al partido Popular, Pedro Schwartz, presentaba un informe sobre el cheque universitario elaborado junto con los profesores Marta Villar y Enrique Madrazo. La historia es la misma que el cheque escolar: el Estado le da a los padres un cheque para que lo gasten en la educación universitaria de sus hijos como quieran.
Nadie me ha respondido aún por qué en lugar de devolver un dinero que previamente te han cobrado, no te eximen del pago de la cantidad correspondiente al gasto universitario. Y que las universidades, públicas, privadas o mixtas te cobren la matrícula real para que los padres sepan qué pagan en cada sitio.
Tal vez, así, las licitaciones públicas amañadas, malversaciones de fondos, percepción ilegal de derechos de matrícula, fraudes en los exámenes y otras corruptelas, que denuncia la UNESCO en el informe, se acabarían...
Y en los colegios, lo mismo. Y en la sanidad. Y en las carreteras. En el transporte. En lo que la iniciativa privada sea mejor. Como me dijo el "Rey del Pollo Frito"... ¿y qué papel le va a quedar entonces al Estado?