19 February 2008

El dedo en la llaga: informe del Circulo de Empresarios

Fernando Eguidazu, Antonio Álvarez-Ossorio y Juan Carlos Martínez Lázaro fueron mis compañeros de ayer en la tertulia de Cierre de Mercados. Entre los temas que se pusieron encima de la mesa, Fernando Eguidazu resumió el informe recién publicado por el Círculo de Empresarios, Reflexiones y Propuestas para la Próxima Legislatura.

Como le hizo notar Juan Carlos Martínez Lázaro, el fallo es que se trata de un informe posibilista que depende directamente de la voluntad colaboradora de los dos grandes partidos políticos, que es tanto como decir que las propuestas son inalcanzables.

Aunque, desde mi particular punto de vista, las medidas son muy insuficientes y es bastante más inmovilista de lo que a mi me gustaría, el informe trae a colación defectos muy importantes de nuestro panorama, muchos de ellos denunciados desde hace tiempo en distintos medios: la flexibilización del mercado de trabajo, la estabilidad presupuestaria, la reducción del tamaño del sector público, son algunos de los puntos a mejorar. Hay mucho que discutir desde un punto de vista económico acerca del cómo se pueden hacer.

Pero, además de esos lugares comunes, me llamaron la atención, en especial, dos puntos en los que se incide en el resumen ejecutivo: la importancia de un marco institucional adecuado, creíble y sólido, por un lado, y la necesidad de una sociedad civil que lidere su propia transformación.

Ahora es cuando yo llamaría a mi colega de charco, Paco Beltrán y compartiríamos un paquete de Kleenex (de nuevo) deshechos en lágrimas.

El cachondeo institucional generalizado a que nos ha llevado la partitocracia reinante, propio de películas de paletos entrañables, en palabras de Nicholas van Orton, va calando. Casi no hay instituciones creíbles y sólidas, más allá de las privadas: tu familia (no, no entro en fangos), tu videoclub y tu gimnasio. Y si restringimos el vistazo a instituciones políticas, ya ni eso (no tengo familia política).

Lo de la sociedad civil es aún peor. Dice el informe:

El Círculo también desea hacer un llamamiento para que la sociedad civil, por medio de sus instituciones, participe en los procesos de consulta, decisión, gestión y control de las políticas públicas, tal y como ocurre en los países avanzados. Por lo tanto, aboga por una sociedad civil con capacidad para liderar su propia transformación.

Estamos perdidos. La sociedad civil española no puede liderar su propia transformación porque carece de madurez, está infantilizada, acostumbrada a caminar de la mano del Estado de la cuna a la tumba (como recordaba Ángel el otro día, citando el libro de Pedro Schwartz). Es necesario que cada uno de nosotros nos demos cuenta de la engañifa, del modo patético en que nos tratan y simplemente no sigamos su reclamo, que es lo que hacemos, como los borregos obedecen los ladridos del perro ovejero. Y para colofón resulta que esa acción civil depende de las instituciones que, como ya hemos dicho, no son creíbles ni sólidas.

Paco, al charco...

7 comments:

Anonymous said...

La sociedad civil, en mi opinión, solo tiene un problema: las subvenciones.

Eso hace que aparezca como sociedad civil una banda de sinvergüenzas que acaban desanimando a quienes intentan infructuosamente hacer algo (cualquier proyecto) no ya por el tema $$ sino por las trabas.

Trabas para los normales + $$ para los trileros = lo que hay.

PS: Las subvenciones a la prensa son otro problema, tan grave o peor. Pero tambien se solucionan si se quitan todas.

Jack Hammer said...

Ya, Lady Godiva ¿y qué se puede hacer entonces? aunque cueste más sangre, sudor y lágrimas aún, es la única vía para limitar el poder administrativo.

Asumamos esa sociedad civil infantil y sectaria. Hay que hacerla madurar. Lamentablemente somos una democracia adolescente.

Minneconjou, persevera. Un día me dijo un capital-riesgo: esto es una carrera de fondo. Sólo triunfa el que más aguanta. ¡Qué le vamos a hacer!

Mary White said...

Minneconjou, es mucho peor. Son las subvenciones, claro, pero dale una vuelta de tuerca... es dejación de la responsabilidad que tiene cada cual sobre sí mismo.Como está el Estado, pasamos de todo y simultáneamente, lo que no sea dictado por el Estado, no existe... como la acción,la reacción,el cabreo civil... no es solamente la pela, es el puro concepto de provisión y de previsión.

Maestro, incluso si eso fuera cierto, hay diferentes ritmos, y para mi éste (el que propone el CdeE) es muy muy lento. Asumo esa sociedad infantilizada.
No creo en esa idea de "hacer madurar" la sociedad, me suena un poco planificador. Creo que hay que quitar acción estatal y dejar que aflore, si aflora,la iniciativa privada.
Tu consejo a Minneconjou a mi me o contaron de otra forma,pero en esencia es lo mismo: el que resiste, gana.

... said...

Mary,

No se si me emplazas a tirarme al barro de la discusión o a refugiarme en la charca corporativa que precariamente nos da de comer :)

Qué decir...

Minneconjou: las subvenciones, en todo caso, son una consecuencia del problema, no el problema en sí.

Maestro: sí, la sociedad española es especialmente infantil y sectaria. Fíjate que siempre que sale algo mal a un grupo, éste se manifiesta frente a la administración local, regional o nacional pidiéndo que le resuelvan el problema, es decir, que la sociedad entera, a través del Estado, les compense con pasta. Estos comportamientos no se dan tanto en otras latitudes. Respecto al sectarismo, no sólo los políticos están a la greña las 24 hs. del día por puro interés personal, cuando se les ha elegido para mediar entre los conflictos e intereses de una sociedad plural, y no para crear ellos mismos conflicto, sino que nosotros tampoco somos muy buen ejemplo de tolerancia con comportamientos y opiniones ajenas (seguimos siendo el país de "no sabe Vd. con quién está hablando" o "eso no me lo dice Vd. en la calle"). Sin embargo, no entiendo eso de "hacer madurar" a la sociedad, y hasta me parece un poco peligroso. Lo de la "democracia adolescente" me parece lo mismo. Aunque todos utilizamos estas expresiones, lo cierto es que son ejemplos de lo que en sociología se llama falacia ecológica, la atribución de decisiones a un colectivo, cuando en realidad las decisiones las toman los individuos que lo componen. Por tanto, somos nosotros, o una parte de nosotros, los adolescentes, y las instituciones, mejor o peor diseñadas, no reflejan más que lo que somos. También es cierto que si estas instituciones no son neutrales e incentivan determinados comportamientos, muchos nos comportaremos como esas instituciones desean.

Mary, estoy de acuerdo en todo (últimamento esto es ya un clásico :)), salvo en lo de "quitar acción estatal" por principio. Yo, por principio, no me negaría, todo lo contrario, a discutir, reflexionar y estudiar la presencia de la iniciativa privada en cualquier ámbito de la vida. Es decir, fuera tabús y fuera lenguaje vacío e interesado del tipo "no se puede privatizar nuestra salud", "no se puede comerciar con la vida", y tonterías semejantes que sólo ocultan la vocación de mantener el status quo de algunos. Ahora, puede que tras esa discusión yo personalmente decida mantener "acción estatal" en ciertos sectores de la vida social. Por ejemplo, si la iniciativa privada no es capaz de controlar una epidemia, no renuncio a tal control si lo puede hacer el Estado; si la iniciativa privada no puede, por su propia naturaleza, crea el Tribunal Penal Internacional, yo no quiero renunciar a algo que me parece un avance; etc. Podemos discrepar sobre el ámbito de acción del Estado, pero en lo que no deberíamos hacerlo es en la necesidad de que todos se impliquen en la discusión, y hay en donde está gran parte del problema: individuos infantiles, políticos que no les dan bola, otros que querrían participar pero no saben cómo hacerlo (fallo institucional, interesado o no), etc.

Aquí vale la pena también señalar algo muy jeffersoniano, y es que si un individuo no es independiente en su vida privada (para él esto era equivalente a tener propiedades, en especial agrarias, aunque hoy debemos incluir aquí cualquier cosa, material e inmaterial, que uno pueda ofrecer a los demás y estos deseen comprar; eso es el mercado), dificilmente lo podrá ser frente al Estado. Creo que esto es más importante hoy que en tiempos de Jefferson, cuando aquel tenía un tamaño mucho menor.

... said...

Qué comentario más mal escrito... Esto es la que pasa cuando uno va a toda leche...

Anonymous said...

Paco, lo del barro era por lo del post corporativo acerca del estado de los departamentos universitarios. Pero ya que te lanzas de esa manera al otro barro... te diré que ese "en todo SALVO..." es brutal, porque tus excepciones suelen ser un agujero negro enooorme.
Yo casi me quedo con la idea opuesta a la que expones... ¿me deja usted que me gestione todo lo que pueda y no me toque más las narices? (El "usted" no eres tu, obvio).
Es tramposa tu perspectiva porque partimos de una sociedad en la que es general la idea de que si el Estado no se ocupa, ya nunca más sale el sol ni vuelven las oscuras golondrinas. Esto es como el vértigo, es mejor ir des-sensibilizandose. En ete caso, liberándose de la toma de decisiones, del criterio, de la vigilancia y del robo a mano armada (nunca mejor dicho) de los gobernantes primero, y veremos qué queda del Estado, después.

... said...

Mary,

A lo que me opongo no es a "quitar acción estatal", sino a hacerlo "por principio", es decir, "fuera el Estado de todos lados y ahora mismo, y veremos después si puede tener alguna atribución".

Lo que yo haría "por principio", es decir, es obligado hacer, y de forma permanente porque las situaciones cambian (sobre todo desde el punto de vista tecnológico), permitiendo nuevos diagósticos, es estudiar qué puede hacer el Estado y qué la iniciativa privada, pero "aquí" y "ahora", es decir, teniendo en cuenta las condiciones (sociales, técnicas, etc.) actuales, y sin considerar que este debate ya lo zanjaron Smith o Ricardo -por muy importante que sea tener en cuenta lo que dijeron, y yo lo hago-, porque entonces nos situamos frente a conclusiones doctrinarias.

Eso es lo que dije, y también que yo no soy "en principio" (es decir, antes de la reflexión que planteo), contrario a que la iniciativa privada esté presente total o parcialmente en todos los sectores de la vida social, es decir, que no tengo "pre-juicios" contra la iniciativa privada (todo lo contrario: mi posición de partida es que la pelota está en el tejado estatal para demostrar que tiene un papel que jugar; si no lo demuestra la actividad en cuestión debe ser privada). Pero tampoco tengo "pre-juicios" frente a la actividad estatal, si considero que en un sector concreto, aquí, ahora, etc., tiene un papel que jugar. Tener esos prejuicios antiestado o antimercado es ser un doctrinario (no digo que tú lo seas, obvio).

¿Conclusión? Creo que el mercado debiera tener un papel mucho mayor, pero no único.

Y estoy muy de acuerdo con tu observación de que vivimos en una sociedad donde parece que si algo no lo hace el Estado el mundo se acaba. Eso es lo que he dicho en mi contestación a tu comentarista anterior.

(¿Sigues pensando que mi "salvedad" es un "agujero negro"? Yo creo que no lo es, pero apuesto a que tú sí...)