24 April 2007

Un bozal para Sheryl

Se llama psicodrama. Consiste en la adopción de roles diferentes a los de individuo con fines terapéuticos mediante la interpretación teatral. Nació hace mucho y es de inestimable valor como instrumento para favorecer el contacto, especialmente vivo y directo, con las emociones, los sentimientos y las fantasías del sujeto, gracias a las posibilidades expresivas que brinda la representación escénica.

En nuestros días lo vemos cada dos por tres: políticos y profesionales de la cultura única intercambian papeles y se lo pasan de miedo.

Hace unos días un político se desmarcó con un rap, por lo de la cercanía con los ciudadanos, imagino. Y por el mismo motivo, Chávez es conocido por sus intervenciones televisivas en las que entona bonitas canciones para sus súbditos. Qué decir del ministro- showman de la televisión manchega ya retirado.

Y por otro lado, el cantante Bono se ha hecho consejero de políticos, Harry Belafonte especialista en política castrista, la Grandes entre grandes sentencia muertes desde su púlpito...
Y ahora le toca a la cantante Sheryl Crow, que ha descubierto unas cuantas formas de reducir el calentamiento global y amablemente las comparte en su blog. Adelanto tres ideas: una manga de papel para limpiarse la boca (o lo que surja) durante las comidas, restringir el uso de papel higiénico, y sustituir los pañales de celulosa.

¿Qué sentimientos, emociones o fantasías encierra esta gente que necesitan liberar de esta manera tan grotesca? No lo sé.

Mientras tanto ¿alguien tiene a mano un bozal?

2 comments:

Wolvh Lórien said...

Provocativa en más de un sentido la elección del personaje de Lady Godiva.

Huber said...

Los pañales de tela, los tradicionales son incomparablemente más dañinos para el medio que los pañales de celulosa. Deben ser lavados (gasto de agua, necesidad de detergentes). Para no mencionar el hecho de que "alguien" tiene que lavarlos. Ese "alguien" en el caso de la señora Crow será alguna de sus criadas mejicanas o salvadoreñas, lujo que una gran mayoría de las madres no puede permitirse. Una vez más el progre de turno suma a la memez estructural la hipocresía congénita.