22 August 2007

El problema de los niños

Una mujer ofrecía a su hija de dos años para realizar actos sexuales a cambio de dinero. Mientras, su hijo mayor de siete años esperaba en un bar cercano. Ha sido detenida por la policía, afortunadamente. La denunció el dueño de uno de los locales donde la mujer alquilaba sexualmente a su hija. Es cocainómana.

El caso es que nada, ni la adicción, justifica que esta señora ofreciera un cuerpo que no era suyo, se lucrara a su costa y, por tanto, utilizara a su hija como esclava sexual. Nadie es dueño de otro... ni los padres.

Lo primero que a uno se le ocurre es pensar: "¡qué desalmada! a su propia hija... y encima siendo un bebé indefenso".

Van a darle la custodia al padre.

El tema es terrible, pero me lleva a otra reflexión. Los niños no SON de los padres, pero no son conscientes ni responsables y los padres les tutelan, por eso es COMO SI lo fueran. ¿Hasta qué edad? En el caso expuesto, está muy claro... es un bebé de dos años. Pero las edades fronterizas plantean situaciones difíciles de resolver, sobre todo, porque esa frontera está sin determinar.

Otra reflexión: ¿los padres necesariamente quieren a los hijos?¿o deben querer a los hijos?
Se da por supuesto que sí, y verdaderamente un hijo para crecer no necesita tanto comfort material como cariño incondicional, pero ¿y si nos encontramos con un padre o madre que no da el perfil? ¿hay que obligar a los padres a comportarse como si los quisieran? ¿es preferible que los den para que los críen quienes sí puedan darles cariño?

Es un tema espinoso, en el que nadie se pone de acuerdo.

9 comments:

Anonymous said...

Para ser no basta con ser definido como tal, lo que realmente es necesario es sentirse como tal y actuar como tal. Traer un hijo al mundo no implica necesariamente ser padre o madre, eso es otra historia mucho más complicada y más relacionada con el corazón que con la sangre. A veces compartir genes es una mera coicidencia y por desgracia desafortunada en más ocasiones de las que serían aceptables...

Albert Esplugas said...

María,

En relación con el último párrafo quizás te interese el debate que mantuve con Iván Moreno, Entropía y otros a raíz de mi artículo sobre la adopción.

(En particular mi penúltimo y último comentario, en el que me retracto de algunas posiciones previas y creo que llegamos todos a un consenso)

Más sobre este tema, aplicado al caso de la adopción por parte de parejas homosexuales, en los comentarios a esta entrada.

Un saludo

Anonymous said...

Ya... Y ahora veámoslo desde el lado contrario. O los padres son dueños o no lo son.

Mary White said...

El problema, Anónimo, es que se puede hacer tanta palabrería y se puede usar tanto el tema... porque, en mi opinión depende de cada caso... Es perfecto para hacer carnaza politica.

Albert, seguí ese debate (en silencio)... Todo el análisis me parece escabroso, no el tuyo en concreto, sino en general.
Supongo que es porque evolutivamente, quienes vivimos en una situación favorable a querer tener hijos, etc., no podemos ponernos en el caso de quienes no sentimos así. La psicología evolucionista y las ideas de Antonio Damasio sobre los sentimientos vienen de perlas...
Creo que es un debate no cerrado e incompleto.

Mary White said...

Happy Butcher... eso es lo que planteo ¿lo son o no?

Nairu said...

Se le hicieron algunas preguntas a Paco Capella sobre los niños según la ética rothbardiana.
Es una pena que no las conteste.

Nairu said...

Por cierto, parece que Chávez está preparando una constitución que daría al Estado la potestad de las personas menores de 20años.

bastiat said...

Mary, fíjate que en el propio análisis de dicho debate ya estás introduciendo un concepto de carácter emocional: escabroso.

Ese es el asunto.

Somos humanos y hay, así, en general un comportamiento medio aceptado como normal. Pero eso no excluye otros comportamientos que no sólo se escapen de la media sino que caigan en todo lo contrario a lo que dicha media propone, en este caso, el cuidado y la atención a los hijos.

Por ello, el análisis individualista es complicado porque la actuación no se fundamenta en la reclamación de la defensa de unos derechos, los de los nichos incapaces e ignorantes de dichos derehcos, sino el otorgamiento por el común de una determinado nivel de confort que evoluciona con las épocas y que, por tanto, no puede resumirse en un mero concepto objetivo y universal. Y ahí está el problema a la hora de enjuiciarlo, depende de la época, y ahí está el problema a la hora de exigir responsabilidades.

En el escabroso análisis que nos refiere Albert creo que quedó claro que hay un componente comunal de exigencia de responsabilidad a los padres y que es el argumento fundamental por un lado del ya mencionado aspecto de concepto grupal, el resto del grupo exige a los padres responsabilidad para con sus hijos, de los que no son dueños, y por otro de las resultas a la hora de asumir dicha responsabilidad o no, entrega en adopción como opción responsable y “liberadora” de dicha responsabilidad para con ellos.

El mal comportamiento, sin embargo, se da cuando no se ejerce efectivamente y responsablemente dicho “deber”. Y en este caso podemos hablar del componente moral que supone el que unos padres renieguen de su responsabilidad engendrando hijos y entregándolos al hospicio, al estilo Rousseau, El común, del que surge dicha moral no ve con buenos ojos esa actitud, libre y, aunque parezca difícil responsable porque, análisis individualista, si no somos dueños de ellos, una vez puestos “a salvo” nuestra responsabilidad se extingue. Pues bien, se asume la tarea pero de forma inapropiada, por falta de preparación, por exceso de egoísmo, por incomprensión de lo que representa una paternidad responsable. Resultado, padres “desnaturalizados” (componente moral) que abandonan a sus hijos para irse a emborrachar o, mas inconcebible aún, entregarlos para que pederastas tengan con ellos actos sexuales a cambio de dinero.

¿De qué es consecuencia toda esta escabrosidad? Lo primero que hemos de decir, es que alegrémonos, si, de que todavía nos removamos al comprobar que hay gentes que se comportan así. Tenemos conciencia grupal y conciencia del bien y el mal. Segundo, deberíamos atender más a la educación que damos a nuestros hijos, educarlos en la responsabilidad y, desde luego, ejercer la defensa de los derechos de los niños sin ningún tipo de temblor a la hora de la sentencia. En el fondo, estaremos defendiendo nuestra conciencia de grupo... aunque eso vaya contra el individualismo.

A./ said...

No, los padres no necesariamente quieren a los hijos, que han pasado buena parte de la historia relegados a la condicion de animales domesticos.