2 May 2009

Liberalismo sentimental


El jueves tuve un cordial encuentro con el decano de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, Jordi Guiu. Un tipo encantador. No pude responder a casi nada de lo que me preguntaron ni a los argumentos de Jordi (ajustes de organización).

Alabó mi apasionamiento al explicar qué entiendo por liberalismo "liberal", es decir, sin más apellidos. Y afirmó que además de la ética, la política, los temas sociales... estaban los sentimientos, que son muy importantes, en especial... el amor.

Tengo entendido que lo grabaron y que se colgará de YouTube. Y además una editorial está interesada en publicar las charlas. Así que tampoco me extenderé en lo ya dicho, solamente en lo que me quedó en el tintero. Como el tema de los sentimientos. Cuando volvía en el tren me planteé si los liberales parecemos seres fríos y poco afectivos. Tal vez pedir que la ayuda humanitaria, el altruismo y la cooperación sean voluntarias y no por coacción denota poco amor. Tal vez la defensa de la libertad individual, del derecho de cada cual a decidir sobre su tiempo y sus recursos es poco sentimental.

En aras del sentimiento mi amable co-ponente proponía sueldo mínimo para quienes trabajan y también para quienes nolo hacen, y sueldo máximo para quienes tuvieran la desfachatez de ganar "demasiado" y, por supuesto, abolir el derecho de herencia, porque lo que tu has ganado con tu esfuerzo una vez que mueres no es de tus descendientes, sino que pertenece a la sociedad, a todos. Aclaró que no es estatista, sino partidario de la propiedad comunal basada en pequeñas cooperativas. Ya digo, una buena persona. Defendió la libertad individual pero siempre que todos tuviéramos la misma cuota de libertad. La libertad individual repartida igualitariamente. Mi respuesta fue que se es libre o no, uno no tiene una cuota de libertad como una no está un poquito embarazada. Y desde luego, desde su punto de vista, el mercado es mal mecanismo redistribuidor como lo demuestra que hay empresas que tienen demasiado poder. Tanto, que pueden más que los propios políticos. No cayó en la cuenta de que muchas de las grandes empresas son aquellas privilegiadas por el poder político.

A mi me dejó muy inquieta. ¿Me preocupo demasiado poco por los sentimientos? Entonces recordé a Ayn Rand y la frase que está en mi perfil de Facebook:
I swear, by my life and my love of it, that I will never live for the sake of another man, nor ask another man to live for mine.
(Juro por mi vida y mi amor por ella que nunca viviré a costa de otro hombre, ni pediré a otro hombre que viva a mi costa).
Añadiría que la excepción es que nadie me obligue a ello, ni yo obligue a nadie.
¿Hay un acto de amor mayor que ese?
Una sociedad verdaderamente caritativa no es aquella en la que se obliga al reparto sino aquella en la que la generosidad y el altruismo son valores en alza y como consecuencia de ello los menos favorecidos tienen ayuda.
En una sociedad en la que se quita al que tiene demasiado y se asegura una renta al que no hace nada se anulan los incentivos. Se predica que unos pocos productores mantengan al resto, y que quienes por su ingenio o posibilidades pueden producir más dejen de hacerlo ya que no van a poder disfrutarlo. Es un sistema que justifica el vampirismo.

En su comedia Pluto, Aristófanes nos presenta al agricultor Crémilo que se rompe la cabeza porque no sabe quéeducación darle a su hijo, si enseñarle la honestidad del mundo agrícola (que lleva a una vida de trabajo y pocas alegrías económicas) o el arte del timo y el engaño de los sicofantes de la ciudad (que aseguraría una vida de abundancia económica a su hijo).
La sociedad que planteaba Jordi, con su mejor intención, era una en la que la gente se vería abocada a vivir de los demás. A menos que todos fuéramos buenos y estuviéramos deseosos de ayudar al de al lado. Y en ese caso, ¿por qué no hacerlo sin coacción? ¿por los gorrones? También se incentiva el gorroneo en su modelo. Y si no, miremos alrededor...

Pero queda otra cuestión ¿quién dice qué es "demasiado"?¿quién establece quién necesita más, quién debe aportar más? Ese "alguien" es un ser humano con poder... es decir, susceptible de ser corrompido.

El conocimiento del ser humano, de su comportamiento, de sus inclinaciones y su reacción ante unos y otros incentivos es algo que no se puede olvidar. Y menos poniendo como velo que todo lo cubre el sentimiento y el amor.

20 comments:

posodo said...

María, ¿pero no fue eso lo que les pasó a los peregrinos del Mayflower? ¿Que hasta que no se dejaron de esas historias, no dejaron de pasar hambre?
Lo que no entiendo es dónde vive la gente que propone esa forma de sociedad. ¿Acaso son eremitas solitarios? ¿O es que creen que por legislarlo así, así será?
¿Volvemos al artículo 6 de "La Pepa", con su obligación de ser justos y benéficos? ¿Derogamos el Código Penal, entonces?
La cuestión es que cuando se esgrimen los sentimientos, es que ya no quedan argumentos.
Lo malo es que los liberales, picamos.

Mary White said...

Creo que nos ganan la batalla dialéctica porque no nos bajamos de la nibe de la idea abstracta.

angel said...

Magnífico post, María.
Destaco la frase: "Una sociedad verdaderamente caritativa no es aquella en la que se obliga al reparto sino aquella en la que la generosidad y el altruismo son valores en alza y como consecuencia de ello los menos favorecidos tienen ayuda."

Y coincido con el diagnóstico de que las opiniones liberales parecen frías y sin sentimientos. Esto o bien puede ser porque nos malinterpretan, pero también por nuestra estrategia al vender las ideas. La izquierda tiene cierto "monopolio sobre la sensibilidad" (tema de la ayuda externa y África..), y los liberales parecemos tener miedo a meternos ahí, y dejamos que ganen la batalla fácilmente, sin pelear siquiera.
Luego, también podríamos hablar sobre la virtud (siempre que sea voluntaria) de la caridad, de ayudar al prójimo, tenderle la mano en casos de necesidad, etc etc. que esto, por el mero hecho de nombrarlo ya parece uno socialista, ¡y no!. En tu post lo dices claramente.

Escuché una charla breve de Walter Block criticando el sistema de microfinance de Yunus. Dejando de lado lo bueno o malo del sistema, la argumentación de Block consistía en dividir a todo el mundo en los 'buenos' (our team, los que tienen como único fin el difundir el liberalismo) y los 'malos' (el equipo contrario). Esto me pareció pésimo, e incluso a mí me sonaba a fanático y sectario. No creo que esa sea la manera de vender estas ideas. Nota: la charla era ante el Mises Inst. Quizá por eso se permitía ese 'estilo'

posodo said...

Acabo de leer la anotación de LD libros, en cuyos comentarios se habla de todo esto.

http://blogs.libertaddigital.com/ld-libros/tengo-una-pregunta-para-el-senor-jorge-alcalde-4763/

Miss Perseidas en continuo desvarío said...

Mary, qué bien te explicas y eso que con lo de los "sentimientos" no hay quien se aclare.

Para mi la generosidad, por ejemplo, nada tiene que ver con la ideología política, porque ninguna ideología abarca, íntegramente, el "sentimiento" de cada uno, y uno, no es sólo política. Apelar al sentimiento, es otra arma, cuando sentir, es patrimonio de cada uno y ha de ser genuino, no de boquilla malversadora.

El esfuerzo debería ser recompensado, y la vaguería, penalizada. El problema es que algunos listos se enriquecen y mucho, a costa de otros, o lo que es peor, a costa de todos, por arriba o por abajo ...

Son todo argumentos publicitarios, la izquierda con la ayuda internacional, la iglesia con la caridad nacional, los sindicatos con los derechos del trabajador, y los grandes empresarios para crear crear riqueza, la suya... qué generosos son todos! Se politiza y se utilizan los sentimientos para mellar en las conciencias... cuando lo que tú dices es lo justo, que cada uno sea o no sea generoso, siempre con lo suyo y libremente, sin cargo de conciencia y cuando le de la gana.

ECO said...

Los liberales y su constante disertación sobre la libertad que plantean inmersos en contextos de épocas pasadas en las que luchaban por unas mínimas libertades contra la opresión que ejercía el absolutismo sobre los ciudadanos. Pero el mundo ha cambiado desde que surgió el liberalismo, las monarquías absolutistas han desaparecido o son parlamentarias en Estados con Sistemas de Gobierno Democráticos como el español. En los Sistemas de Gobierno Democráticos el Estado es o debiera de ser patrimonio de todos los ciudadanos , y por consiguiente estos deben cederle parte de su libertad para fortalecerlo en beneficio del interés general , del interés de la colectividad , fomentando la igualdad, la justicia , etc. Cierto que sigue existiendo opresión del Estado sobre los ciudadanos , privando a algunos de ellos de importantes libertades pero tiene otra naturaleza, es ejercida por las clases mas pudientes, por las clases dirigentes , entre los que se encuentran también los liberales , liberales cuya gran mayoría forman parte de la burguesía.

Personalmente soy de la opinión de diferenciar claramente entre liberalismo político y liberalismo económico. El liberalismo económico es aceptable con todo lo que implica , libertad de mercado y derecho a la propiedad privada. Pero no ocurre lo mismo con el liberalismo político que intenta claramente anular importantes principios democráticos como es la capacidad del Estado para intervenir en la sociedad , garantizando derechos y libertades fundamentales a todos los ciudadanos y contribuyendo a que exista una justa distribución de la riqueza que permita que todos los ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna.

Es muy difícil saber que es demasiado , pero es muy fácil en cambio saber que es poco, y el Estado, el Gobierno , democráticamente elegido, debe a través de justos sistemas fiscales, y adecuadas políticas económicas, de empleo y sociales contribuir a , yo diría mas, garantizar, que todos los ciudadanos como mínimo tengan mas que poco , tengan los suficientes recursos económicos , bienes , etc., para que puedan disfrutar de una vida digna.

Incluso en las sociedades modernas actuales, democráticas, que los ciudadanos disfruten de la mas completa libertad no es suficiente para que exista igualdad de oportunidades , principio básico de toda democracia, es necesario también que el Estado intervenga para igualar lo desigual, generando un contexto en el que todos vivamos en las mismas condiciones sociales para realizar nuestros proyectos de vida.

No es cuestión tanto de evitar que haya personas que tengan demasiado sino de impedir que excesivas acumulaciones de riqueza provoquen que haya personas que tengan menos que poco. Los principios ideológicos liberales han quedado por lo tanto en gran medida obsoletos, el liberalismo ha quedado superado por la democracia y todo lo que ideológicamente debe implicar.

Para que toda sociedad progrese es necesario que exista justicia lo que implica una justa distribución de la riqueza en función de la excelencia, el esfuerzo, el merito , etc., algo que no se puede lograr sin una adecuada intervención del Estado, intervención del Estado que debe comenzar creando un sistema educativo de calidad , al que puedan acceder todos los ciudadanos y en el que no se produzca ningún tipo de diferenciación o discriminación debida a la condición social de los alumnos, algo que en estos momentos todavía no hay en España.

William said...

Discrepo.

Por una vez.

Sintetizo:

A.- La "anulación temporal del "yo" en favor de "el otro"" (vulgo amor);

B.- la identificación de uno mismo con "el otro" (sortilegio afectivo ocasional que acontece cuando descubrimos alguien muy, muy parecido a nosotros mismos); y

C.- ese traje de "piel" de cariño con el que revestimos el cuerpo ajeno (un traje de cariño propio, que da lugar a que junto a la parte ajena, en "el otro", conviva a partir de ahora una "parte nuestra", de modo que cuando muera, además de "el otro" -ajeno- morirá "algo nuestro" y por eso sufriremos), no se compadecen demasiado con el liberalismos (a la postre, "liberalismo de los deseos", en lenguaje psicoanalítico).

El liberalismo, entendido como "sinfonía de egoísmos" (que por mucho que irrite a los liberticidas, "suena bien") poco se compadece a mi entender con las leyes de la Afectividad.

Verbi gratia: cuando una madre "se anula temporalmente a sí misma por su hijo" (vulgo: le ama) se esclaviza. Y esa madre puede ser -a menudo, es- tan esclava ocasional como libérrima mujer genuinamente liberal.

Clandestino said...

Muy buena entrada Mary.

Dice posodo que "...cuando se esgrimen los sentimientos, es que ya no quedan argumentos."

Y digo yo, que los sentimientos son inherentes al ser humano. Que cuando se hace necesario invocarlos, es porque nos hemos deshumanizado. Porque ya no hay justicia. Ni social, ni política, ni judicial. Porque ya hemos renunciado a exigir su debido amparo.

El hampa ha suplantado al estado. Pensamos, comemos, amamos, respetamos y actuamos a golpe de ley. La humanidad ha perdido el gen del luchador por la superación de su condición, echándose sobre la desidia indolente del hedonismo nihilista, miserable e irreverente. Fabricantes de heces que solo dajamos deposiciones hallá por donde pasamos, contaminando el hábitat a los que aún se aferran a su condición e intentan rechazar su reciclaje de humano a bestia de carga.

Cada vez hay más consumidores y se agotan los recursos. Mantener la rentabilidad obliga a exigir más rendimientos con menos inversiones. Aumentar la producción, pagar menos, subir precios y obtener más beneficios.

"Te pago menos por tu trabajo y te subo el precio de tus consumos. Así siempre serás mi sirviente, y mi deudor. Y tus hijos, y los hijos de tus hijos... Si te pones tonto, la justicia que pagas es mía. Las FSE y las FF.AA que pagas son mías. El estado que pagas es mío. Los que os asesinan en las esquinas son míos. Los que os ponen bombas son míos. Y te prohibo que te suicides antes de los setenta años de edad o tus hijos trabajrán el doble para amortizar el unte sindical, la corrupción, mis mafias políticas, a los nazis, los 2.500 € y los quince días que cobrastes por cada uno, cuando nacieron. ¡Hala al tajo! y no vuelvas por aquí si no hay alguna razón por la que debas protestar".

No. No es cuestión de sentimientos, sino de falta de güitos, frente a los bandoleros que dejaron 'la sierra' para ocupar nuestras dependencias estatales, dejando a miles de 'Migueletes' en el paro y sin derechos de autor.

Cosas del 'progreso'.

Váitovek said...

Mary:

Todo esto lo tienes en exposición histórica amplia e insuperable en Los Enemigos del Comercio, del sin par Escohotado.
Botón de muestra:
El pobrismo y la obligatoriedad de vivir unos a costa de los otros tiene su origen para Occidente en el cristianismo, que nace explícitamente como ebionismo puro y duro.
Había muchísimo amor, que duda cabe.Ya en la primera comuna, dirigida por San Pedro, un matrimonio vendió su casa y aportó al común lo obtenido...pero se reservaron una pequeña parte.Pues bien, San Pedro, lleno de amor equitativo los fulminó a ambos en el acto.
El mayor enemigo de la libertad es y será siempre el bien.

William said...

Vuelvo a discrepar.

El enemigo de la libertad en ropaje liberticida, es el miedo, siempre el miedo a ella.

El bien y el amor son espacios transitables por la libertad.

Buena parte de la entrada de María refleja las libres elecciones de un ponente. Excluirlas del liberalismo como ideología no deja de comportar cercenadura del liberalismo.

El liberalismo se contrapone a las ideologías antiliberales; no a la afectividad y sus consiguientes renuncias.

No tengo el gusto de conocer a ese ponente, pero colijo que provienen de su afectividad las curiosas elecciones, toda vez que María las atribuye a su "bondad", que no es otra cosa que el sentimiento afectivo abierto y generalizado.

Clandestino said...

Dhavar

Estoy convencido que el enemigo de la libertad no es el bien, sino los que desean los bienes ajenos, como sea.

La libertad es el bien. Los acaparadores de bienes, sus enemigos. Solo cuando la justicia los persiga, en lugar de simularla a sus órdenes, y sirva al bien, este sobrevivirá.

No es una cuestión sentimental de moral, ni de amor, ni de bondad. Es cuestión de que cada cual se conforme con lo que por derecho y méritos le corresponda, respetando lo que por derecho y méritos corresponda a otros, independientemente de que unos deseen poseer más o menos que otros. Justicia como garantía del derecho.

Que se nos quite de la cabeza. Mientras permitamos la violación sistemática del derecho, no habrá libertad, ni paz, ni convivencia, ni sentimientos que nos humanicen y nos abran caminos a la felicidad.

Los sentimientos nos permite flexibilizar los códigos de interpretación de nuestra propia norma o comportamiento, con respecto a nosotros o a nuestro entorno íntimo y de confianza, o hasta donde no grave el derecho ajeno o eluda el deber obligado para hacer posible y efectiva la convivencia en paz y libertad.

Cuando tus derechos sean inviolables, si tus sentimientos te exigen violar el de otros, que la justicia te lo impida; si te llevan a compartir con otros menos afortunados, es tu libre decisión.

Clandestino said...

Hola William

No conceptúo el liberalismo como una ideología, sino como una forma de encajarse en su hábitat, sin ceder su independencia y libertad. Creo que un liberal es un individuo que se preocupa de adaptarse su entorno abanderando las garantías de su libertad y su autosuficiencia, espantando en la medidia de lo posible, a las moscas 'cojoneras' que le obstruyen, gravan y dificultan tremendamente una superviviencia que en libertad le resultaría relativamente fácil y holgada. Un luchador con los objetivos muy nitidos, sabedor que son realizables en unas condiciones sociales y políticas muy claras y estables, y en la total conciencia de que nada inútilmente contra corriente, cuando no lo son.

La ideología es un camelo adherido a una componente política que el liberal odia, cuando lo es y que le repugna cuando es falsa y oculta mil y unas formas de saqueo legal. No concibo la libertad ideológica. O la tienes o no, pero no puede tener olor ni color. Los que la revientan o se la apropian, si son grandes expertos en eso de mimetizarse como los camaleones, unas veces con las izquierdas y otras con las derechas, sin hacerles ascos a terroristas o dictadores.

En cuanto a los sentimientos parece que todos damos por hecho que siempre son dulces y generosos. Olvidamos que el odio, el recor, la avaricia, la envidia, la maldad... y también algunos deseos inconfesables, tien su origen en los sentimientos. Olvidamos que generalmente nuestros actos son regidos por la resultante del debate previo entre los 'buenos' y los 'malos' sentimientos. El 'jin y el jan'.

Clandestino said...

Posodo

No sé cual era el artículo 6 de 'La Pepa', pero siendo justos no es necesario ser benéficos. La 'beneficiencia' es el recurso último para paliar el resultado inexorable de la miseria derivada de la injusticia. Los políticos violan derechos privilegiando a unos y generando miseria a otros en el interés de cautivar votos generando dependencia a dos bandas. Cuando se 'pasan' ahí tenemos a Cáritas salvando el trasero y muchos muebles, mitigando la miseria que su mayor enemigo, en dos mil años, le ha volcado encima. No sus amigos del Islam, ni los nazis, ni los asesinos, ni los lobbies, ni otros forrados expertos en rentabilizar votos, sino la vilipendiada Cáritas evita que pululen por nuestras calles cientos de miles de hambrientos y desesperados cada día. Cuando ya no haya más, ya veremos lo que pasa.

Para evitar esto es para lo que es necesario ser justos. Si hay algo que se puede y debe defender sin miedo a errar ni a las conseciencias, es la justicia. Todo acto o movimiento en pro de la justicia, es legítimo siempre.

La ignorancia y el envilecimiento social y político ha alcanzado cotas tan abyectas como considerar dentro de la normalidad que lo justo una moralina sentimental, religiosa y despreciable, cuando es lo único que puede garantizar la superviviencia de la especie humana.

Fuera de la justicia, nada es.

William said...

Hola Clandestino.

En alguna medida estoy de acuerdo contigo. Mi discrepancia estaba -y está- en la línea de incluir en liberalismo las elecciones que, parcialmente, de forma consciente, reducen nuestro espectro de individualismo puro.

Todos los sentimientos son "internos", y desde ese momento los elegimos o -por mejor decir- nos eligen -ellos a nosotros- en esa acomodación al hábitat de que hablas.

No me preocupan en este sentido quienes desde sus sentimientos -la bondad es uno- realizan elecciones como las del "co-ponente" de María, de nombre Johann; sino las superestructuras creadas contra el liberalismo (partidos de izquierda especialmente).

Podrá argumentarse que estas superestructuras persiquen el que ellas entienden es "el bien"; pero es que un "bien" que escamotea la libertad individual no puede ser, ontológicamente, tal.

El socialismo nacionalista alemán tuvo en Joseph Goebbels un adalid, interesante de traer a colación por lo didáctico de sus expresiones. La libertad era un peligro; el Agiprop, imprescindible; los intereses de la superestructura, los únicos. Y subordinados a ellos: todo. El individuo no existía.

Cuando una superestructura se pone en marcha (verbi gratia, el Tercer Reich) sus integrantes ya no eligen, no cuestionan, no son -ni siquiera- "ellos". Sólo había -en el caso citado- Reich.

Nada que ver con la "bondadosa" -aunque para mí absolutamente desatinada- propuesta de don Johann, que si no obedecía a intereses de partido -u otra estructura- sino a impulsos de su corazón, no dejaría de ser genuinamente liberal en origen.

Y el liberal, de todos es sabido, precisa de una armonía interior bastante y un mínimo grado de autosuficiencia que le permitan descansar y apoyarse en él mismo, el solo individuo, y no en muletas y andamiajes a modo de superestructuras.

Es por ello por lo que, a mi entender, en el liberalismo se prodigan las reencarnaciones de Robinson Crusoe, pero difícilmente las de malvados.

Saludos.

Jack Hammer said...

El problema está en la base, Mary, ya sabes que ha sido objeto de polémica en mi sitito, y la base es la confusión de categorías.

Incluir, como hace por ejemplo Marina en "El diccionario de los sentimientos", o el mismo DRAE, el concepto amor en la categoría de los sentimientos induce a confusión grave. Como decía Jacinto Venavente "No hay sentimiento que valga, el amor es una ocupación como otra cualquiera".

Como también decía Fromm, estos románticos creen que algo es más real o posible porque lo sienten más intensamente. Seguramente a causa del tetrahidrocannabinol.

William said...

Discrepo por última vez hoy.

En Psicología profunda la Afectividad está tan estudiada como las ruinas del Partenón ateniense.

El amor es el sentimiento "estrella" de la Afectividad, y como tal lo conceptúa la "opinio doctórum" del Psicoanálisis, sin apenas oposición.

Nada que objetar a las ocurrencias del insigne don Jacinto, del culterano don Erich o del profesor de Filosofía don José Antonio. Literatura, Sociología y ensayo son tan respetables como cualquier ciencia, pero no parece que sean parangonables.

Ciertamente Erich Fromm fue psicoanalista (además de estudioso marxista, filósofo, psicólogo social, sociólogo y reputado ensayista), pero el Psicoanálisis no le tiene por referente en el estudio de la Afectividad; ni tan siquiera como especialista en ella ni -en concreto- el amor. Su famosa monografía cuenta con otros valores. De hecho, a inicios de los años cuarenta se desvinculó del Psicoanálisis en lo que de esencial conservan las principales escuelas mundiales.

bastiat said...

Mary... quizás, solo por darme un poco de satisfacción... ¿podrías desarrollar la idea que apenas esbozas en esta frase? : “Creo que nos ganan la batalla dialéctica porque no nos bajamos de la nibe de la idea abstracta.”

Clandestino said...

Hola William

Lo explicas muy bien. Así es. El liberal tiene más de abnegado que de idealista. Prefiere padecer con los pies en el suelo, a disfrutar la gloria levitando, a sabiendas de que son otros los que manejan los hilos que lo sustentan.

En cuanto a la bondad u otros sentimientos generosos, son virtudes muy positivas mientras sean practicadas voluntariamente y a título personal o social y siempre sin invadir ni comprometer espacios a terceros. Nunca debe ser gestionada por el estado en la imposibilidad de no caer en el delito legal, de quitar para poner y de diez me llevo ocho, como es y siempre fue, la oferta socialista.

Saludos

Anonymous said...

'I will never live for the sake of another man" quiere decir "nunca viviré por el bien (para favorecer) a otro hombre', que es muy distinto de la traducción que has puesto de 'nunca viviré a costa de otro hombre'.

Andrew said...

Este texto de liberalismo sentimental me recuerda a lo que el profesor Pedro Schwartz denominaba el otro día "liberalismo romántico".