16 January 2009

Deudas pendientes: salario mínimo


Mi "Carta a la madre de la Vane" suscitó un puñado de comentarios que me ayudaron a darme cuenta de que muchas veces doy por sentado que la gente ve mis pensamientos. Y resulta que no. Por eso agradezco tanto que los comentaristas no me dejéis pasar ni una (¡y gratis!). Si se hace con el respeto que suelen mostrar los míos (Clandestino, Juan Granados y Al Neri) pues es doble placer para mí.

El tema del salario mínimo es contra-intuitivo, pero es un punto bastante claro cuando se analiza "lo que no se ve" (como decía Bastiat), lo que subyace. Igual que no es el Sol el que da vueltas a nuestro alrededor aunque parece que "sale" y "se pone", la subida del salario mínimo perjudica a los trabajadores menos favorecidos aunque no lo veamos de manera inmediata. Y hay otras medidas mucho mejores, desde mi punto de vista.

Aprovecho el artículo de la página del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) de Guatemala, germen de la Universidad Francisco Marroquín, acerca de la crisis.* En él se exponen las siguientes medidas para solventar la crisis (en mi opinión, aunque se refiere a Guatemala es aplicable a otros países):

1.- Respetar los derechos de los trabajadores.
2.- Devolver sus ahorros a los trabajadores.
3.- Incentivar la creación de empleo.
4.- Mantener la apertura comercial
5.- Establecer de manera progresiva y por etapas el sistema de patrón oro y desregular el sistema financiero.

El problema del salario mínimo relaciona los tres primeros. En un momento de recesión, con el paro como está y con una tendencia claramente creciente, el aumento del salario mínimo implica aumentar la rigidez del mercado laboral, de manera que los parados (cada vez en más número) tienen menos oportunidades de ser contratados. Lo que se necesita es lo contrario, incentivar la creación de empleo. Y para ello, parece más eficiente que, en lugar de retener casi el 40% del salario de los trabajadores, el Estado devuelva el fruto de su trabajo a sus propietarios, los trabajadores.

Jorge Valín lo explica muy claramente en cinco puntos:

  • obligar a las empresas a remunerar a sus empleados con un sueldo mínimo significa que los que actualmente cobran una cuantía inferior a éste automáticamente quedan fuera del terreno laboral o bien pasan a cobrar lo mismo pero dentro de la economía sumergida.

  • un incremento en el salario siempre es un aumento en los costes (el sueldo no es más que otro coste sobre el producto). En principio, esto no tiene porque ser maligno, pero si este aumento se debe a la coacción de las leyes que no obedecen la estructura productiva real —o la decisión del consumidor— el resultado serán precios irreales.

  • este encarecimiento sobre algunos bienes serán demasiado caros para que alguien los quiera comprar. En este caso habrá una disminución de la demanda global, y de forma más acusada puede ocasionar que el margen sobrante para el empresario (beneficio puro) sea tan bajo que provoque la desaparición de algunos productores marginales.

  • al reducir coactivamente los beneficios de las empresas, donde las más afectadas serán las pequeñas, éstas se volverán menos competitivas perdiendo mercado y trasladando, consecuentemente, una parte de su demanda a las grandes firmas. La otra parte de la demanda queda literalmente muerta, es decir, la gente y otras empresas (demanda) compran menos debido un aumento de los precios.

  • el inevitable aumento de los precios nacionales convertirá los productos de las empresas extranjeras en más competitivos, y consecuentemente, aumentarán las importaciones y disminuirán las exportaciones. Este hecho aún castigará más a las empresas pequeñas obligándolas a cerrar, o bien, a pasarse a la economía sumergida. Dicho de otra forma, el estado con sus leyes crea competencia exterior a costa de la que podría haber generado el propio mercado nacional de forma libre.

Resulta ahora más claro que no solamente aumentará el número de trabajadores que pasarán al "lado oscuro del mercado",a la economía sumergida, donde sí que es más fácil que sean explotados porque no hay leyes a las que acogerse, además los empresarios perjudicados serán los pequeños, no los tiburones que nos pintan los vendedores de humo (no me refiero a los comentaristas, sino a los políticos), y de paso se perjudicará la balanza comercial. Todo eso por tratar de darle al trabajador unos ingresos dignos.

¿No hay más maneras menos lesivas, menos contraproducentes?

Esto no son elucubraciones. La historia canta. En Estados Unidos, los aumentos del salario mínimo, por ejemplo durante la era Clinton, no solamente generaron desempleo en especial entre los mas jóvenes y menos cualificados (black teenagers), además aumentó la delincuencia (oiga, hay que vivir), y las empresas cortaron los programas de formación para ahorrar coste laboral.

Jorge Valín habla del salario mínimo más recientemente también aquí.

* Me lo pasó Ramón Parellada a quien mando un fuerte abrazo y le doy las gracias.

10 comments:

Mery Jane said...

Buen post nena, sigue así.
Un abrazo

Caballero ZP said...

Estoy totalmente de acuerdo en tu manera de analizar esta subida, pero ya sabes que esta medida, solo se debe a la impresión que crea en las mentes de algunos el anunciar “subida de sueldos”.
Saludos

Clandestino said...

El artículo trata sobre un estudio muy general, que obvia las particularidades de los estados y de sus mercados locales, con respecto a la globalización y las múltiples incidencias entre estos y las demandas y ofertas en los mercados internacionales, en los que la propia producción es un bien exportable. España ha sido una huerta sin amo donde las mafias han llegado, han cargado y se han largado con sus alforjas llenas, dejando pobreza junto a las miserias de un estado inepto, omiso, vago, corrupto y tercermundista que no ha dudado en legalizar la violación de derechos, para prestar mejor servicio a los tragaeuros, tanto propios como extraños, en su nefasto vicio de encamarse con el hampa criminal, necional e internacional.

El ajuste salarial, no debe alterar la relación entre su nivel adquisitivo, el costo de la producción y el del necesario beneficio que incentive la inversión. Generalmente los actores intervinientes y responsables en las distintas áreas, (patronal, sindicatos y estado) tradicionalmente suelen alcanzar acuerdos más o menos satisfactorios que mantienen ese equilibrio que da estabilidad y continuidad al mercado.

Tal vez este estudio pueda ser viable en Guatemala, pero imposible en una España del "Guatepeor" en la que los ocupas del Gobierno han cumplido sus objetivos con gran éxito, destruyendo el mercado en todas sus condiciones y reguladores que aporten condiciones mínimas a la esperanza, de posible resurgimiento, suplantado por un mercado tercermundista, de corte medieval, en la abundancia de millones de esclavos, de mafias, de de la avaricia insaciable de los nazis afectos a su régimen, una corrupción que sin cortedad y con luz y taquígrafos, ejercen el control absoluto del estado desde ambos lados de sus trastiendas y de un amplio elenco de ciudadanos chinos totalmente exentos de cmplimiento normativo alguno, así como del pago de tasas e impuestos o regulación de sus trabajadores, dejando a millones de españoles, asalariados, autonomos y pymes, en la más miserable y criminal situación de desamparo e indefensión y en calidad de habitante de gueto, hundidos y destruidos por la criminal omisión del estado, y como consumidor de mercancias sin controles ni certificados sanitarios, de procedencia o seguridad e higiene. Mientras, nuestro dinero se traslada a otros mercados más seguros y huyendo de los delincuentes del estado, que les han hecho huir tras beneficiarse de su condición de ramplones para barrer hasta el último euro de nuestros mercados y dejandonos en un auténtico erial económico, donde pululamos como zombies asqueados del obsceno manoseo delictivo y continuado, de nuestros ocupas políticos profesionales, en la disyuntiva de unirse a las mafias, genuflexionarsey pagar por encima de sus rentas a los corruptos del estado, o salvar su dignidad bajo los harapos de su miseria.

Hablar de ajustes salariales en España no pasa de ser una broma macabra, que ni siquiera sirve como propaganda electoral, cuando el nivel adquisitivo de más de la mitad de los asalariados ha sido arrastrado por la esclavitud, al punto de indignidad que no cubren ni la mitad de sus necesidades fundamentales. España vuelve a ser una nación de multiricos y multipobres, una vez agredida y semidestruida gran parte de la clase media como auténtico motor de la economía.

Ni locos, ni hartos de vino ni siquiera parientes, invertirán un solo euro en este muladar. ¿Como pagaremos nuestras deudas y nuestro sostenimiento, en un pais en el que no funciona nada, sin gobierno, sin garantías legales, sin producción y sin vender una rosca con un turismo en clara caida y unos ocupas ilusos amaestrados y apoltronados, para el más espantoso y bochornoso ridículo y vilipendio del erario?

Nos da igual subir el sueldo un 5 o un 50%. Pronto nos ofreceremos por sustento y cobijo, con jornadas de sol a sol, bajo látigo. Cuando no somos capaces de defendernos de nuestros verdugos, solo queda ofrecerles la cerviz y el trasero para su libre disposición.

bastiat said...

A mi, Mi Lady, más que el mero análisis económico me gustaría mucho mas analizar el asunto desde otro unto de vista.

Lo cierto es, y corríjame si me equivoco, el salario mínimo es prácticamente sólo una cifra testimonial puesto que en la realidad nadie o muy poca gente cobra dicho salario, no sirve como referencia para muchos indicadores de prestaciones sociales, o si se usa simplemente se bajan o modifican sin mas las relaciones que lo usan como referencia. Y toda aquella empresa que quiera pagar a sus empleados mejor de lo que le permitiría la legalidad, lo suele hacer en negro ajustándose a convenios y salarios referencia de manera aparente, gratificando horas y pluses bajo cuerda.

Digo esto porque lo que en este caso “no se ve” es que más que esa mera cuestión analítico-económica, lo que funciona es la propaganda.

Si en vez de ir de frente ante lo evidente se analizara la verdadera repercusión en el mercado y el cómo la sociedad digiere tal referencia, y si analizáramos el cómo se usa dicha referencia por el gobierno… lo mismo la medida sería vista como lo que realmente es, una medida populista, mera propaganda, y dejaría de usarse para tal fin. Y, de utilizarse como verdadera referencia, ya se ocuparían de no perjudicar el cotarro en demasía con subidas irracionales para que de esa manera no se hiciera visible lo atinado de la crítica económica.

Seamos pues un pelín políticos y juguemos con sus reglas en vez de empeñarnos en liarnos la manta a la cabeza e ir contra el capote que hábilmente nos tienden.

Un saludo.

Clandestino said...

La cuestión es, Bastiat, que no se puede hacer un análisis económico, cuando no existe sistema ni modelo económico. Cuando la economía es una dependencia del mangoneo intervencionista político. Quien trae 'sobre' y cariño, pasa; quien no trea 'sobre' ni cariño, se queda fuera.

Se acabó el negocio. No hay tal economía, cuando la política enriquece o empobrece según su interés, moviendo el erario público y las decisiones de poder, como en un tablero de ajedrez, protegiendo a sus fichas y sacando a las demás del tablero, incluso cambiando las reglas si lo considera menester.

No puede haber economía, donde no hay mercado. No puede haber mercado donde las mafias ubican sus asientos, bajo amparo del estado. Todos pagamos. Pero los adeptos reciben privilegios y los independientes, patadas en los aledaños del trasero.

España se va conviertiendo toda ella en mercado negro. Desde el estado hasta el último esclavo ilegal, que esté entrando en estos momentos. El mercado 'blanco' ha sido debidamente desplazado fuera del tablero. O muere o aprende a vivir sumergido, como hiciera el mercado italiano en los 60-70. Generar polémicas con el SMI, es pretender parar los cañonazos con moscas.

La tan cacareada globalización ha quedado reducida a la sofisticación del sistema implantado por Al Capone en el Chicago de los veinte, trasladado a la escena internacional y gestionado por los estados contra sus masas ciudadanas, tras recabar el apoyo de esas masas, tras su debido vaciado intelectual, ético y moral.

La competencia se traslada del mercado blanco tradicional, al 'relleno' de los 'sobres' de los 'sobreros' y a la confianza y simpatías que se transmitan a los 'padrinos'.

Como ya apunté, el SMI es una cagadita de mosca, sobre la gusanera del gran muladar. El Iceberg se ha dado la vuelta. La parte sumergida goza del privilegio de respirar el aire de los que lo pagan y que ahora han sido privados de él, sumerguidos por la prostitución del estado en el uso bastardo de su propio poder. Paralelamente esta práctica es reforzada convirtiendo a los asesinos, nacionales e internacionales, en 'gente de paz' y a sus víctimas en 'nazis y fascistas'.

A corto plazo las opciones serán: o criminal dependiente del 'padrino' y vivir sin sobresaltos económicos, u honesto, acosado y mendigo-mendigo ¿libre?. O en la banda, o contra la banda. El resto de los espacios serán debidamente achicados. No será fácil elegir. Sobre todo si tienes algo de escrúpulos.

La oposición calla mientras observa impotente u omisa, como la gusanera que ellos sembraron para salir de la crisis del Felipe, lejos de ser parada y saneada, se extiende y consolida como la gangrena. Son desautorizados, callados y sumidos en los errores y deficiencias de su pasado reciente, y por los estúpidos complejos herencia de sus antepasados, chantajeados por los que "solo se limitan a dar continuidad a sus propias inmoralidades". La nación sufre el crimen del estado, legitimado y justificado por sus ocupas, con las inmoralidades que en su día se permitió la actual oposición.

Si se produce el milagro de que esta oposición logre ocupar el estado, ¿Dará continuidad a los crímenes de ZP, legitimándolos en base a que la nación los consiente y dando por hecho que los desea?

bastiat said...

No puedo estar en desacuerdo con todo lo que dices. Ni tan siquera con gran parte de lo que dices, pero la cuestión que yo planteo es que, a parte de lo mangoneado y manoseado que está el mercado, si una medida como la de enarbolar un concepto como el SMI no es mas que una mera propagandoa y que si en vez de atacar el concepto desde el punto de vista económico no sería mejor atacarlo desde el punto de vista de la realidad al no tener en sí apenas efectos sobre los salarios reales, no los oficiales, y que si, por ejemplo les obligáramos a usarlo de verdad... lo mismo no lo usan.

Clandestino said...

Por supuesto. El éxito del psoe es la propaganda, ante su carencia de ideas que se concreten en ofertas políticas. Solo tienen dos habilidades: Mentir con propaganda engañosa, sibilina y goebelsiana, y corromper para debilitar enfrentar y dividir, reforzándose mediante consignas que activan el resentimiento dirigiéndolo contra gente convertida en culpables de sus desgracias, solo por sacar partido a sus negocios, aptitudes o cualidades. Con la primera trepan y con la segunda se consolidan.

El SMI no es rentable para el trabajador, ni a ninguna empresa le es rentable contratar gente que solo rinde por valor del SMI. Como bien dices los que tengan esos ingresos laborales, son una minoría y seguramente de forma puntual. Pero suena muy bien en millones de oídos con derecho a voto. Por lo que tienes razón. Oponiéndonos lo inflamos y le damos valor. Si lo exigimos, tocamos su misma música para esos mismos votos, neutralizando el efecto y sus objetivos, sin causar ningún perjuicio económico al ámbito empresarial. En el mismo instante en que no les resulte políticamente rentable,es muy probable que renuncien al uso de esa medida, más populista que popular.

Anonymous said...

Independientemente del hecho de que el SMI sea más o menos efectivo, y su impacto en el mercado sea mayor o menor. Cuestiones suficientemente aclaradas en la entrada. Lo verdaderamente relevante del SMI es que es una imposición coactiva; dicho de otro modo: El Estado obliga por la fuerza a los empresarios a retribuir a los trabajadores como al propio Estado le parece más conveniente.
No es relevante el hecho de que eso produzca beneficios, que no los produce, tanto como el hecho de que es profundamente inmoral obligar a los empresarios a pagar el trabajo a un precio que se inventan otros, y robar a los trabajadores el derecho a concertar libremente sus condiciones laborales.
Eso es, en pocas palabras, tan inmoral y contrario a los derechos humanos que se parece más a un acto de despotismo que a una decisión política.

Clandestino said...

Maestre_de_Campo

Correcto. Cualquier imposición del estado en el libre mercado es un ninguneo intolerable al derecho que este tiene a sus propias normas cuyo regulador principal se mueve sobre la oferta y la demanda. Pero no olvidemos que el trabajador forma parte fundamental de ese mercado. Que esa parte fundamental ya había sido ninguneado y despojado de su posibilidad de defender su espacio y ajustar sus precios en base a su regulador de la oferta y la demanda, reventándole su competencia, de forma bestialmente desleal y criminal, con al menos ocho millones de inmigrantes para unos doce de productores autóctonos, dejando a la clase trabajadora totalmente a merced del contratista y sin opción a mejora, ofertando bajo su único paraguas de una demanda inexistente, por haber sido rebasada incluso desbordada, por esa marabunta de esclavitud "impuesta" que fue muy 'bienvenida', por los que ahora se duelen por la limosna de 24 € a un puñado de entre los muchos millones de harapientos que ellos, junto a sindicatos vendidos y empresarios insaciables, han firmado con su abyecta avaricia e inmoralidad.

Nadie puede poner en duda que el trabajo debe ser justamente remunerado. Nadie puede poner en duda que es el eslabón más frágil en la cadena que conforma la economía nacional y mundial. No reconocerlo supone la reivindicación de legitimar sus privilegios y el sostenimiento de estos sobre la discriminación. Algo que empieza a ser habitual como norma que rige en el estado para beneficio descarado de los amiguetes de los que lo ocupan. El gobierno les ha cortado el aire miserablemente, a los currantes, arrojándolos a los piés de los caníbales miserablemente, y ahora quiere tranquilizar su conciencia imponiéndoles a los caníbales una limosna tan miserable como él y los propios caníbales, tras haberlos explotado miserablemente, enriqueciéndose a costa de la criminal violación de sus derechos, desde el estado. Violándoles el derecho a una retribución del trabajo justa y razonable que permita su nivel adquisitivo mínimo imprescindible para sus necesidades fundamentales, y otras no tanto; pero que ahora SÍ se rasgan las vestiduras como viejas plañideras de alquiler, porque el estado les impone una mierda de 24 € al mes por mendigo o esclavo explotado.

Lo único que queda claro de este asunto es la condición de miserables tanto de ocupas del estado, como de los sindicatos y de los empresarios, ambos sin escrúpulos y sin ningún respeto al derecho ajeno, violándolo, legal e ilegalmente, como vulgares bandoleros o delincuentes de arrabal.

El mercado debe ser libre. Pero el estado debe garantizar las condiciones para sus garantías de equilibrio y estabilidad a todas sus partes, guste o disguste. En cuanto que el estado discrimina a alguna parte y privilegia a otras, todo se va a la mierda que es donde estamos; que es donde merecemos estar. Por mierdas consentidos, unos y por mierdas agonías, otros.

¿Donde coños se han metido los miles y miles de voces que tanto han presumido de liberales? ¿Acaso eran vulgares retoños nazis-fascistas infiltrados?

Anonymous said...

¿?