10 December 2009

Sobre el calentamiento y demás


Carta de María Blessing a Lady Godiva desde Copenhague:


Estimada Milady,

Como siempre me decís, el ser humano parece que no aprende. Siempre se mantiene en la etapa infantil, jugando a remediar males complejos con recetas simples. Esta semana se reúne en estos pagos los supuestos representantes de las naciones, para intentar ponerse de acuerdo respecto al calentamiento global. Digo yo que esa es la razón para elegir esta ciudad tan fría, compensar el recalentamiento que denuncian.

Os describo mis conclusiones:

El cambio climático sucede desde el la Tierra es Tierra y se ve afectado por todo lo que habita en ella, hombres y mujeres incluidos. Más aún desde que el ingenio humano desarrolló un nuevo sistema de producción basado en el empleo de máquinas que complementen el trabajo de la población. Me refiero a la Revolución Industrial. Sentirse culpable por los efectos de la Revolución Industrial en el clima, habida cuenta de la mejora en los niveles de renta, especialmente de los más necesitados de la sociedad, es absurdo. O tal vez no, pero entonces, esos que defienden a la madre Gaia deberían hablar claro y decir en alto que es preferible que muera gente de hambre a que se vea afectado el clima en un futuro.

La gravedad del asunto del calentamiento global no está tan clara como dicen los calentólogos, no es un fenómeno con una única causa, hay varios aspectos interrelacionados, ni está claro en que sentido afectan las variables, y con qué intensidad afectan las diferentes causas.

También está por ver que las medidas económicas y políticas (me refiero a las medidas de política internacional) sean efectivas, generen los incentivos adecuados, tengan efectos significativos y, en definitiva, solucionen el tema perceptiblemente. Por el contrario, el esfuerzo que se requiere de todos los países, tanto industrializados como en desarrollo, el coste de oportunidad (del uso alternativo de ese dineral) es muy relevante, especialmente en plena recesión o a punto de ver la luz al final del túnel. Y, desde luego, especialmente en países cuyos recursos son mucho más escasos que los nuestros. Lo que genera la solución adoptada hasta hoy es la perversión de la bolsa de emisiones y el enriquecimiento del lobby verde no por el libre juego del mercado sino por la intromisión de gobiernos, sea a la luz del día, sea por debajo de cuerda, al más puro estilo mercantilista, como se hacía cuando las compañías de comercio comprometían el presupuesto de algún ministerio.


Las anteriores puntos, especialmente el último, explican que en Copenhague nadie se atreva a dar un paso al frente y decir “no voy” o bien “órdago”. Para implicarse probablemente habría que cambiar todo el modelo industrial, y tal vez la forma de vida, porque el uso de la energía sería carísimo y tendríamos que renunciar a muchas cosas que hoy por hoy forman parte de nuestro quehacer cotidiano. Y eso me plantea una duda, Milady. A la luz de lo que he aprendido fruto de las lecturas que habéis tenido a bien recomendarme… ¿un cambio en el modelo productivo mundial, planificado desde arriba a partir de los requerimientos climáticos, tendría éxito?¿los diseñadores tienen la información relevante?¿debería ser un proceso espontaneo?


Hay un punto más que no es menor: el tema de los correos interceptados ilegalmente. Al denotar sus textos cierta frivolidad, y poner en cuestión la actitud de rigor respecto a los escépticos que todo científico que reclame ese nombre para sí debería tener, inocula ciertas dudas que no deben existir en una investigación de tal calibre y efectos. ¿Podéis imaginar, Milady, que el tema no es el cambio climático sino la existencia de armas de destrucción masiva? Cualquier desliz, frivolidad, etc., implicaría dimisiones, escándalo… y qué decir si se tratara de una investigación sobre una enfermedad que llevara asociada tragedias terribles que mueven el corazón de todos… la cosa tendría otra repercusión, y no se despacharía el tema arguyendo que son cuatro locos que quieren fastidiar la reunión de Copenhague, de eso estoy segura.

Es por eso, Milady, que voy a acercarme al castillo de Kronborg, en Elsinore, a leer Hamlet en un entorno adecuado y reflexionar… To be or not to be… green?

1 comment:

Sergio said...

El cambio climático es una religión como cualquier otra. No requiere de demostraciones, sólo fe. Mira mal a los infieles, a veces los persigue. Y para colmo, promete un paraíso, un paraíso de cavernas donde el hombre (mal)vivía con suerte 30 años.